Balanced scorecard: un sistema de gestión estratégica

Por: KAPLAN, Robert
Colaborador(es): [Harvard Business School]
Tipo de material: TextoTextoEditor: Massachusetts, HBS, 2007Descripción: 13 páginasTema(s): CONTABILIDAD | CUADRO MANDO INTEGRAL | PLANIFICACION ESTRATEGICA | CASOS HARVARDRecursos en línea: Ver video Resumen: El cuadro de mando integral revolucionó el pensamiento convencional sobre las métricas de rendimiento. Cuando Robert Kaplan y David Norton presentaron el concepto por primera vez en 1992, las empresas estaban ocupadas transformándose para competir en el mundo de la información; su capacidad para explotar activos intangibles se estaba volviendo más decisiva que su capacidad para administrar activos físicos. El cuadro de mando permitió a las empresas realizar un seguimiento de los resultados financieros al tiempo que supervisaba el progreso en la creación de las capacidades necesarias para el crecimiento. La herramienta no pretendía ser un reemplazo de las medidas financieras, sino más bien un complemento, y así es como la trataron la mayoría de las empresas. Sin embargo, algunas empresas dieron un paso más y descubrieron el valor del cuadro de mando como la piedra angular de un nuevo sistema de gestión estratégica. En este artículo de 1996, los autores describen cómo el cuadro de mando integral puede abordar una grave deficiencia en los sistemas de gestión tradicionales: la incapacidad de vincular la estrategia a largo plazo de una empresa con sus objetivos financieros a corto plazo. El cuadro de mandos permite a los gerentes introducir cuatro nuevos procesos que ayudan a las empresas a establecer ese vínculo importante. El primer proceso, traducir la visión, ayuda a los gerentes a crear un consenso sobre la estrategia de una empresa y expresarlo en términos que puedan guiar la acción a nivel local. El segundo, comunicar y vincular, exige comunicar una estrategia en todos los niveles de la organización y vincularla con la unidad y los objetivos individuales. El tercero, la planificación empresarial, permite a las empresas integrar sus planes comerciales con sus planes financieros. El cuarto, retroalimentación y aprendizaje, brinda a las empresas la capacidad de aprendizaje estratégico, que consiste en recopilar retroalimentación, probar las hipótesis en las que se basa una estrategia y hacer los ajustes necesarios.
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El cuadro de mando integral revolucionó el pensamiento convencional sobre las métricas de rendimiento. Cuando Robert Kaplan y David Norton presentaron el concepto por primera vez en 1992, las empresas estaban ocupadas transformándose para competir en el mundo de la información; su capacidad para explotar activos intangibles se estaba volviendo más decisiva que su capacidad para administrar activos físicos. El cuadro de mando permitió a las empresas realizar un seguimiento de los resultados financieros al tiempo que supervisaba el progreso en la creación de las capacidades necesarias para el crecimiento. La herramienta no pretendía ser un reemplazo de las medidas financieras, sino más bien un complemento, y así es como la trataron la mayoría de las empresas. Sin embargo, algunas empresas dieron un paso más y descubrieron el valor del cuadro de mando como la piedra angular de un nuevo sistema de gestión estratégica. En este artículo de 1996, los autores describen cómo el cuadro de mando integral puede abordar una grave deficiencia en los sistemas de gestión tradicionales: la incapacidad de vincular la estrategia a largo plazo de una empresa con sus objetivos financieros a corto plazo. El cuadro de mandos permite a los gerentes introducir cuatro nuevos procesos que ayudan a las empresas a establecer ese vínculo importante. El primer proceso, traducir la visión, ayuda a los gerentes a crear un consenso sobre la estrategia de una empresa y expresarlo en términos que puedan guiar la acción a nivel local. El segundo, comunicar y vincular, exige comunicar una estrategia en todos los niveles de la organización y vincularla con la unidad y los objetivos individuales. El tercero, la planificación empresarial, permite a las empresas integrar sus planes comerciales con sus planes financieros. El cuarto, retroalimentación y aprendizaje, brinda a las empresas la capacidad de aprendizaje estratégico, que consiste en recopilar retroalimentación, probar las hipótesis en las que se basa una estrategia y hacer los ajustes necesarios.

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